criar cachorros

Si después de mucho pensarlo hemos decidido que queremos tener una camada con nuestra mascota, es necesario tener una serie de ideas claras, para evitar posibles complicaciones.

Elegir pareja

A la hora de elegir una “pareja” para nuestra perr@ o gat@, en caso de no tener a ambos en casa, lo recomendable es que el macho no sea de mayor tamaño que la hembra, para evitar que los cachorros sean demasiado grandes y aparezcan problemas en el parto.

Además, debemos saber que las hembras muy dominantes o poco sociables, no suelen aceptar la monta, por lo que se hace necesario recurrir a la inseminación artificial (sobre la cual ya escribimos un artículo en este blog).

Descartar patologías

Lo ideal es acercarse al centro veterinario para que revisen a ambos y descarten cualquier patología, tanto a nivel general como reproductivo. Muchas de las enfermedades que padecen nuestras mascotas, al igual que ocurre en las personas, pueden ser hereditarias, por lo que no deberíamos criar cachorros con aquellos animales que las presenten.

¿Cuál es el momento óptimo para la monta?

Además, podemos aprovechar esa visita para que el veterinario nos explique cuál es el momento óptimo para la monta. Si bien es cierto que, para saberlo de forma específica en cada caso, se hace necesario realizar una citología a la hembra, aquí os  explicamos el ciclo reproductivo de una forma sencilla:

Perras

  • En el caso de la perra, la madurez sexual se alcanza normalmente entre los 6 y los 13 meses, dependiendo de la raza y de las características individuales (las razas miniatura presentan esta etapa mucho antes que las razas gigantes, como norma general). Una vez alcanzada la madurez, la mayoría de las perras tienen ciclos reproductivos de 6 meses, aunque no es raro encontrar perras que tienen un único ciclo al año. El período durante el cual la hembra presenta hinchazón de la zona vulvar acompañado de sangrado y atrae al macho se denomina “proestro” y suele durar entre 5 y 25 días. Realmente, y a diferencia de lo que se suele creer, este no es el periodo fértil, sino que es una vez terminado el sangrado y comenzado el “estro” cuando la hembra permitirá la monta.

Gatas

  • En el caso de la gata, la “pubertad” se alcanza entre los 5 y los 11 meses, variando según la raza y viéndose influenciados por el ambiente, la temperatura, la luz o la presencia de machos u otras hembras, incluso aunque no exista contacto físico o visual.,Lla gata tiene varios ciclos que se repiten periódicamente según las estaciones del año. A diferencia de la perra, en la gata los cambios genitales externos durante el “proestro” no son tan evidentes, y no presentan sangrado. Por último, debemos especificar que las gatas se consideran hembras de “ovulación inducida”, por lo que es necesario el acoplamiento con el macho (monta natural) o la inseminación para que se produzca la ovulación.

Independientemente de la edad a la que la hembra alcance la pubertad, se recomienda no realizar la monta como mínimo hasta el segundo o tercer ciclo, puesto que si la hembra es muy joven o inmadura la probabilidad de padecer distocia (dificultad en el parto) es mucho mayor.

Se recomienda anotar el día que comenzó la hembra los signos de proestro (en las gatas, al no haber sangrado nos guiaremos por el cambio de comportamiento, dado que es muy evidente generalmente el aumento de los roces con el dueño, los maullidos intensos y la “posición de monta” levantando los cuartos traseros cuando se le acaricia la zona lumbar).

Si queremos tener una mayor probabilidad de éxito (y evitar así recurrir a la inseminación artificial), es mejor llevar a la hembra a casa del macho, ya que así estará en un entorno poco familiar, y al estar más cohibida será más fácil que permita la monta.

Duración del embarazo

Otro dato que debemos conocer es la duración del embarazo: en el caso de la perra es de 62 a 68 días mientras que en las gatas de 63 a 66 días. Se recomienda realizar un control ecográfico de la hembra durante el mismo para comprobar que tanto la madre como los cachorros se encuentran perfectamente. Además, a partir del primer mes de gestación, la hembra debe alimentarse con pienso especial para esta etapa o con pienso de cachorro, para asegurarnos que recibe todos los nutrientes necesarios (también hay un artículo en este blog sobre los cuidados de la hembra gestante).

En último término, creemos necesario recordaros que, aunque es una experiencia muy bonita, puede haber innumerables complicaciones, tanto para la madre como para los cachorros. Por tanto, resulta imprescindible consultar con el veterinario de confianza tanto si la hembra se encuentra en las condiciones óptimas para afrontar este proceso como los cuidados que precisará, debiendo estar bien informados para saber reconocer cualquier posible problema.

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