dermatitis atópica

Cada vez con más frecuencia recibimos en nuestro centro visitas relacionadas con problemas dermatológicos. En la mayoría de los casos, el motivo principal es la desesperación del dueño ante el continuo rascado de su mascota: bien con las extremidades posteriores, bien frotándose contra objetos o incluso permanece horas lamiéndose, generalmente las extremidades anteriores o la zona inguinal.

En un primer lugar, habrá que descartar problemas infecciosos como los causados por dermatofitos (hongos), bacterias, ácaros productores de la sarna… Para ello el veterinario realizará pruebas como raspados, tricogramas, citologías  o cultivos. Todos estos agentes pueden ser tratados con fármacos específicos que terminarán resolviendo el cuadro.

En caso de no localizar ningún agente causal, el procedimiento diagnóstico se complica. Según la raza, el tipo de vida, la edad o la presentación del prurito (picor), la siguiente patología que debemos descartar es la alergia. Existen muchos factores que pueden desencadenar un proceso alérgico como la Dermatitis alérgica a la picadura de pulga (de la que ya hablamos en otro artículo), la alergia alimentaria o la dermatitis atópica.

Dermatitis atópica en perros y gatos

En este artículo vamos a centrarnos en esta última. La dermatitis atópica se define como una hipersensibilidad ambiental a alérgenos que se pueden encontrar tanto dentro como fuera del hogar, o lo que es lo mismo, el sistema inmune del animal responde de una forma excesiva a sustancias del ambiente, generando un picor muy evidente. Es un proceso muy frecuente en perros y gatos, que se presenta de forma insidiosa y que cronifica y suele ir agravándose con el paso del tiempo si no le ponemos solución.

Factores predisponentes

El motivo por el que algunas de nuestras mascotas la padecen no está del todo claro, pero existen factores predisponentes como las alteraciones en la barrera cutánea, trastornos del sistema inmune (de defensa) del animal o la presencia de agentes infecciosos como bacterias o levaduras que pueden agravar o incluso iniciar el cuadro.

Síntomas

Los síntomas suelen ser prurito generalizado (más frecuente en la cara, ingles y axilas), lamido excesivo de las extremidades, falta de pelo en las zonas afectadas y, en algunos casos, otitis. Aunque es poco frecuente, pueden presentarse también estornudos. Las zonas afectadas aparecen en principio enrojecidas e inflamadas, pero las lesiones pueden agravarse en caso de que el picor sea intenso ya el animal pasará horas lamiéndose o rascándose, provocándose úlceras o escoriaciones.

Tratamiento

Lo ideal ante una sospecha de dermatitis atópica es realizar un panel de alérgenos: consiste en extraer sangre al animal y enviarlo al laboratorio para que nos digan exactamente qué sustancias le están provocando esta alergia. De este modo, podremos evitar el contacto (en caso de plantas de exterior las evitaremos durante el paseo, en caso de los ácaros podremos adoptar medidas para reducir la cantidad en el hogar…). El veterinario será el encargado de darnos una serie de pautas para mejorar la calidad de vida de nuestra mascota.

Además, existe la posibilidad de aplicar un tratamiento de inmunoterapia (las conocidas como vacunas frente a la alergia). Su mecanismo de acción se basa en ir inoculando muy pequeñas dosis de alérgeno al animal (mediante inyecciones semanales en principio y mensuales en la fase de mantenimiento) para que su sistema inmune se “acostumbre” dejando de provocar esa “respuesta exagerada” que es la alergia. Si se administra de forma correcta, siguiendo el protocolo establecido por el laboratorio y en las fases iniciales del proceso, el éxito de la terapia puede alcanzar el 80%.

En los casos más graves, puede ser necesario el uso de fármacos para aliviar el picor con el objetivo de evitar las lesiones autoinfringidas por rascado o lamido. Incluso si existe alguna infección secundaria el veterinario valorará la idoneidad de recetar antibióticos o antifúngicos.

Por otra parte, para los perros con dermatitis atópica siempre es recomendable el consumo de una dieta de alta calidad (existen pienso especiales para este tipo de animales), suplementar la alimentación con complejos vitamínicos a base de ácidos grasos o el uso de champús especiales para reforzar la barrera de defensa de la piel.