perro mestizo

Este artículo pretende ser un homenaje al perro callejero, el perro mestizo, ese perro que encontramos en todos los países del mundo donde la mano del hombre no ha intervenido, al menos excesivamente. Donde los perros son simplemente eso, perros.

El perro mestizo

Nuestro viejo amigo el perro callejero, ése que es fácil de distinguir, que revela un cierto parecido con esas razas ancestrales, mitad lobo y mitad zorro o chacal de alzada y peso medio, pelaje entre amarillo y marrón, pelo corto a menudo con manchas blancas, orejas caídas, mesocéfalos, ojos cobrizos, fuerte de osamenta y aplomos rectos, muy listo y vivaz. Ése que, aunque te vayas al otro lado del mundo, parece que lo has visto en tu tierra. Quizá el perro original del que han derivado todas las razas, tal y como las conocemos actualmente, el canis familiaris de toda la vida, esas razas que ahora tal vez sólo sirven como compañía, pero cuyos ancestros tuvieron que ganarse el pan trabajando muy duro guardando los rebaños, defendiendo las casas o simplemente cazando, y que recibían como premio, en el mejor de los casos, unos huesos y un sitio para cobijarse.

Estos perros están desapareciendo en todas las partes del globo, sobre todo de los países desarrollados, y son sustituidos por perros de raza. Nos referimos a los perros cuyos padres, abuelos, etc. también son callejeros, no a los perros que, accidentalmente, son el cruce o mestizaje de dos razas definidas.

No hay que olvidar que, de esos perros, fueron seleccionándose por la mano del hombre todas las razas modernas, tan dispares entre sí como el chihuahua o el San Bernardo, por citar dos diametralmente opuestas tanto en tamaño como en pelaje y carácter.

Las poblaciones caninas reproducen cualidades deseables y defectos hereditarios debidos a la endogamia, la crianza sin escrúpulos o la ignorancia, que han puesto de manifiesto muchas enfermedades genéticas: la más conocida es la displasia de cadera. Sin embargo, conocemos cientos que se relacionan principalmente con determinadas razas.

Los perros cruzados son genéticamente de por sí más variados, lo que hace que sean menos propensos a fijar tanto virtudes como defectos. No obstante, tanto los de raza pura como los mestizos, son igualmente susceptibles a contraer enfermedades como la rabia o el moquillo,  e igualmente susceptibles a tener pulgas, garrapatas o gusanos internos. Todos sabemos que, a su vez, estos parásitos transmiten también enfermedades. Estudios estadísticos actuales aseguran que los perros cruzados visitan menos al veterinario al sufrir menos enfermedades que los perros de raza pura. Por eso, en conjunto, disfrutan de una mayor longevidad.

Un aplauso para este perro mestizo o cruzado que, a pesar de no ser de tan alta alcurnia, constituye en todos los países del mundo una mayoría de más de un 60% del censo canino, que nos ha acompañado durante miles y miles de años y han sido las estupendas bases de las razas que disfrutamos actualmente.

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