insuficiencia renal

La insuficiencia renal es una enfermedad muy frecuente en nuestros animales de compañía, sobre todo en perros y gatos de edad avanzada, y que se define como un “síndrome clínico caracterizado por la incapacidad de los riñones de realizar su función”. Estas funciones básicas se dividen en dos:

– La endocrina (basada en la síntesis de hormonas que regulan la formación de glóbulos rojos, el equilibrio del calcio, sodio y la presión sanguínea entre otras)

– la exocrina (que controla la eliminación de productos de desecho mediante la producción de orina y de este modo permite alcanzar el equilibrio de sales, minerales y agua).

Viendo cuantas y qué importantes son las funciones que desempeñan los riñones en el organismo, es fácil comprender la gravedad que supone la aparición de problemas a este nivel.

El riñón está formado por unidades funcionales llamadas “nefronas” (unas 400.000 en el perro y 200.000 en el gato). La pérdida de nefronas funcionales debida a diferentes patologías a menudo pasa desapercibida clínicamente, es decir, no genera sintomatología en los animales, hasta que más del 75% de las nefronas se han perdido. Es por este motivo que generalmente diagnosticamos esta patología cuando está muy avanzada, lo que empeora en gran medida el pronóstico de nuestros pacientes. Si a esto sumamos la importancia de la función renal para el mantenimiento del organismo, llegamos a la conclusión de que el fallo renal es una enfermedad muy grave y que supone un porcentaje elevado de los casos de muerte en animales de compañía.

La insuficiencia renal se puede clasificar, en función de su evolución, en aguda (de aparición repentina y rápida evolución) o crónica (cuando el fallo perdura más de dos semanas).

Suele afectar a animales gerontes, normalmente mayores de 12 años, y en gatos existe una predisposición por las razas Maine Coon, Abisinio, Siamés y Persa.

Causas de la insuficiencia renal en nuestras mascotas

Existe un amplio abanico de causas que pueden derivar en una insuficiencia renal: desde estados de deshidratación o hipovolemia a traumatismos u obstrucciones de la uretra, pasando por la destrucción del tejido funcional renal por infecciones, inflamaciones o simplemente por una degeneración debida a la edad.

La sintomatología de esta enfermedad es muy inespecífica, lo que dificulta el diagnóstico, pero los pacientes que la sufren pueden presentar depresión, inapetencia, vómitos y/o diarreas. Suele producirse una variación en la producción de orina (algunos animales reducen la micción mientras que en otros se observa un aumento importante de la misma, acompañado de un aumento de la ingesta de agua).

Diagnóstico

El diagnóstico precoz es fundamental, puesto que la insuficiencia renal aguda constituye una situación grave pero potencialmente reversible que requiere un tratamiento agresivo de forma inmediata. Para ello, el veterinario deberá realizar un examen físico completo del animal, así como una analítica sanguínea general y un control de orina. En algunos casos es necesario realizar pruebas complementarias como radiografías, ecografías o analíticas específicas para intentar averiguar la causa del fallo renal.

Tratamiento

El tratamiento variará en función de diversos factores: el estado general del paciente (si está estable o si presenta deshidratación…), el estadío de la enfermedad renal en el momento del diagnóstico, la edad, la causa de la lesión si es que podemos llegar a conocerla, el nivel económico del propietario… En caso de que el animal esté estable, no presente vómitos y el fallo renal sea leve, existe un amplio abanico de productos en el mercado (pastillas o jarabes que el propietario puede administrar en casa) que pueden ayudar a proteger la estructura renal y frenar en la medida de lo posible el avance de dicha patología. Además es fundamental el manejo de la dieta en los pacientes con insuficiencia renal (se hace necesaria la administración de un alimento con restricción de proteína, sodio y fósforo existiendo una amplia gama de piensos comerciales adaptados a dichos requerimientos). Si el animal presenta vómitos, anorexia o deshidratación o si el daño renal es severo, se recomienda la sueroterapia e ingreso en un centro veterinario para intentar ayudar a los riñones en su función, así como reestablecer el equilibrio electrolítico del paciente y la hidratación. En caso de existir daños colaterales deberán tratarse también (control de los vómitos o diarreas secundarios…)

Se harán necesarios controles de los valores renales (urea y creatinina) con una periodicidad adaptada por el veterinario para cada caso en función de la gravedad y el tiempo de evolución.

Como conclusión, podemos destacar que la insuficiencia renal es una enfermedad muy frecuente a partir de cierta edad, y de carácter grave, que puede derivar en la muerte de nuestras mascotas. Para ello, en nuestro centro recomendamos un chequeo analítico anual en animales mayores (podéis obtener información en el artículo publicado en Julio de 2013 llamado “Chequeo geriátrico anual”) o, al menos, acudir al veterinario ante la aparición de cualquier síntoma de enfermedad o cambio en los hábitos en un animal de edad avanzada (aumento de la ingesta de agua, micción en lugares no adecuados, vómitos o diarreas…) puesto que la pieza fundamental para obtener un buen pronóstico es la detección precoz.

Fuente Hill’s.