toxoplasmosis en perro

Este caso clínico lo presentamos con especial ilusión. La protagonista es Gina, una perrita mestiza de 6 años de edad, que no vive aquí en Valencia pero que al menos una vez al año nos visita puesto que la mayor parte de su familia son pacientes de nuestro hospital.

Caso clínico de toxoplasmosis en perro

Gina es una perrita de raza pequeña que en 2016 comenzó con problemas neurológicos: perdía el equilibrio y no caminaba correctamente. Le realizaron una mielografía en su centro veterinario habitual (esta técnica consiste en realizar una serie de radiografías con un contraste en el canal medular, por lo que permite visualizar la médula espinal) pero no fue concluyente, por lo que le recetaron corticoides.

A finales de 2017 vino a visitarnos, ya con su carrito ortopédico puesto que el problema había ido a más y Gina era incapaz de caminar por sí sola. Valoramos con sus dueños la posibilidad de realizar una analítica neurológica en sangre y accedieron.

Gina resultó positiva a Toxoplasmosis y administrando el tratamiento adecuado hemos conseguido que vuelva a caminar sin necesidad de utilizar su carrito. Os dejamos un vídeo del antes y después del tratamiento.

Si bien la incoordinación no se ha solucionado del todo puesto que la enfermedad se diagnosticó año y medio después del inicio de los síntomas, Gina puede hacer una vida totalmente normal y es una perrita feliz junto a su familia.

Toxoplasmosis en perros

La toxoplasmosis es una enfermedad parasitaria que puede afectar prácticamente a cualquier animal de sangre caliente.

Si bien los gatos son los hospedadores definitivos y por tanto, son los animales que más frecuentemente pueden transmitirla en nuestro entorno, el resto de mamíferos también pueden padecerla.

En el caso de la toxoplasmosis en  perro, el contagio suele ser por ingestión de heces de gato o carne cruda contaminada. El sistema neuromuscular, digestivo y respiratorio son los más comúnmente afectados produciendo temblores, convulsiones, parálisis, fiebre, incoordinación, debilidad muscular, diarrea, vómitos, dificultad para respirar…

Pese a que la sintomatología clínica es muy variada e inespecífica, esta enfermedad se puede diagnosticar mediante una analítica sanguínea. El tratamiento es a base de un antibiótico específico vía oral durante 4 semanas y los resultados suelen ser satisfactorios, pudiendo quedar secuelas si el parásito se ha instaurado a nivel del sistema nervioso central.

La importancia del diagnóstico precoz

Aprovechando este caso clínico, queremos hacer hincapié en la importancia del diagnóstico precoz. Cualquier enfermedad, no solo la toxoplasmosis en perro, tendrá una resolución mucho más rápida y completa si es diagnosticada al inicio de los síntomas. Por lo tanto, si notáis cualquier comportamiento extraño en vuestra mascota no dudéis en consultar con vuestro veterinario para que sea él quien valore si es necesario realizar alguna prueba o instaurar tratamiento.