Os presentamos a Ringo, gato común europeo de 5 años de edad, sus dueños observaron síntomas inespecíficos como pérdida de peso y apetito en las últimas dos semanas. Vivía en una casa con acceso libre a un jardín. El animal en la consulta estaba decaído y a la exploración tenía fiebre y una leve dificultad respiratoria.
Se le realizó una radiografía de tórax en la que se apreciaba un derrame pleural que nos impedía diferenciar la silueta cardiaca.
Comentamos el mal pronóstico de Ringo con sus propietarios que, a pesar de todo, decidieron continuar luchando por su vida. El equipo de nuestro hospital se puso manos a la obra y le realizamos un drenaje del líquido pleural bajo sedación, extrayendo 200 ml, una cantidad muy grande para un paciente de su tamaño.
Decidimos dejarlo hospitalizado con oxígeno y sueroterapia, intentando mejorar su estado general y poder así administrarle tanto la medicación necesaria (antibióticos, diuréticos, antiinflamatorios…) como un suplemento vitamínico y mineral adecuado. Enviamos la muestra obtenida al laboratorio para determinar cual era la causa del derrame.
Diagnóstico de Peritonitis Infecciosa Felina
Tras su estabilización y a la espera de los resultados, Ringo pasó las siguientes 48 horas en casa, comiendo por sí solo y respirando con mucha menos dificultad, acudiendo cada 12 horas a nuestro centro a recibir la medicación inyectable. Las radiografías de control mostraron que el derrame se había estabilizado. Se solicitó una analítica que reveló la presencia de un coronavirus, agente causal de la Peritonitis Infecciosa Felina (conocida comúnmente como P.I.F.).
Ringo ha resultado ser un animal enfermo crónico y que ha de recibir tratamiento de modo continuado, dado que el pronóstico para pacientes que han desarrollado esta enfermedad es malo.
Es por esto que, pese a ser una enfermedad poco conocida por los propietarios, debemos vacunar frente a este virus a todos nuestros gatos, y más cuando tienen acceso al exterior o pueden estar en contacto con animales no controlados.