El picor y el rascado en los perros

Una de las consultas que con mayor frecuencia escuchamos en nuestro hospital es la siguiente: “mi perro se rasca”. Muchos propietarios piensan que el picor y el rascado son algo normal y de hecho lo son, pero siempre dentro de unos límites razonables.

Patologías que pueden causar picor

Existen diferentes tipos de patologías que pueden provocar el picor o prurito, pero debemos saber que el picor es un síntoma (una consecuencia de algo), no una enfermedad en sí. Una buena anamnesis y exploración nos dará mucha información, puesto que es fundamental descubrir la causa o etiología para poder obtener un resultado exitoso (existen diversos fármacos en el mercado que suprimen el picor pero si no eliminamos la enfermedad primaria que genera ese prurito, nuestro perro volverá a rascarse en cuanto cesemos el tratamiento).

Para ello deberemos fijarnos en varios aspectos que ayudarán al veterinario clínico a llegar antes a un diagnóstico certero y, por consiguiente un buen tratamiento:

–          La raza: determinadas patologías como las alergias, las sarnas… presentan predisposición racial

–          El hábitat y la dieta del animal: para descartar alergias o la presencia de ectoparásitos…

–          La edad del paciente también puede ayudar a encaminar el diagnóstico (por ejemplo, es más frecuente la presencia de sarna en animales jóvenes…)

–          La zona donde el animal se rasca es un dato fundamental, puesto que muchas de las enfermedades dermatológicas que cursan con prurito se manifiestan en zonas concretas (cabeza, extremidades…). En muchas ocasiones el perro se rasca en la zona del cuello y cabeza pero realmente lo que padece es una otitis, una inflamación del conducto auditivo, acompañada o no de infección, que normalmente genera mucho picor y que suele ir acompañada de sacudida de la cabeza.

–          La intensidad del rascado, que también puede variar según la etiología

–          La evolución de los síntomas a lo largo del tiempo: es posible que éste sea algo puntual (por parásitos externos como pulgas…) o estacional (mucho más notable durante determinados meses del año como en el caso de las alergias ambientales)

–          La presencia de lesiones primarias (debidas a la propia patología que padece el animal y que le está provocando ese picor) o secundarias (provocadas por el propio animal al rascarse).

Enfermedades que cursan con picor o prurito

Como ya hemos mencionado, existe un amplio abanico de enfermedades que cursan con picor y prurito. Podríamos dividirlas en varios grupos según su etiología:

–          Causadas por agentes infecciosos como parásitos (pulgas, piojos, ácaros de la sarna…), bacterias (generalmente generan infecciones secundarias), levaduras u hongos…

–          Reacciones alérgicas o de hipersensibilidad (atopia, dermatitis alérgica a la picadura de pulga, intolerancia alimentaria…)

–          Dermatosis autoinmunes (pénfigo…)

–          Determinados tumores cutáneos

Ante esta variedad de enfermedades tan diferentes entre sí, debemos tener claro que no podemos actuar de la misma manera por lo que, si vemos que nuestra mascota se rasca con más frecuencia de la normal, o que incluso llega a hacerse heridas, debemos acudir al veterinario para que sea él quien establezca un buen plan diagnóstico.

En muchas ocasiones, únicamente con una buena anamnesis y exploración general, o incluso con un raspado cutáneo o impronta (toma de muestra de piel y pelo indolora que se puede realizar en consulta y su posterior examen al microscopio) podremos llegar al diagnóstico. Es cierto que existen casos más complejos en los que será necesario realizar pruebas algo más costosas como paneles de alergia, dermocultivos o incluso biopsias.

Existe en el mercado una amplia variedad de productos destinados al tratamiento de las enfermedades dermatológicas y, en especial, al control del picor, puesto que es uno de los síntomas principales de dichas patologías junto con la inflamación y/o la pérdida de la calidad o cantidad de pelo. Podemos encontrar comprimidos (antiinflamatorios o complejos vitamínicos especializados), sprays, lociones, champús tratantes, pipetas de aplicación semanal, cremas o pomadas o incluso piensos específicos que contienen una baja cantidad de alérgenos y elementos esenciales para fortalecer la barrera de defensa de la piel de nuestra mascota.

Como ya dijimos al principio de este artículo, es esencial conocer la causa del picor, es decir, la enfermedad cutánea que padece nuestra mascota, para poder tratarla de la forma más eficaz posible. Para ello resulta fundamental acudir a un veterinario cualificado capaz de llegar a un buen diagnóstico.

También debemos desparasitar con regularidad a nuestra mascota para prevenir una posible infestación por parásitos externos (pulgas, garrapatas, piojos…) que facilite la aparición de una enfermedad secundaria. Si estáis interesados en saber cual es la forma que más se adapta a vuestras necesidades y las de vuestra mascota, podéis leer más sobre este tema en el artículo publicado en este mismo blog en mayo de 2013.