Por todos es conocida la frase “más vale prevenir que curar”. Se puede aplicar a cualquier ámbito de la vida, y la veterinaria no va a ser menos. Por tanto, cuando pensamos adquirir una nueva mascota (ya sea adoptada o comprada en tienda o criador), lo ideal es informarnos bien acerca de sus necesidades (alimentación y cuidados básicos) así como de las vacunas y revisiones veterinarias que van a ser necesarias a lo largo de su vida.
En este artículo nos centraremos en el protocolo a seguir durante los primeros meses de vida de un perrito, desde que el cachorro llega a casa hasta que se le identifica y puede comenzar a salir a la calle.
Primera visita del cachorro al veterinario
A los pocos días de tener al cachorro, o incluso el mismo día de su llegada a casa, es recomendable hacer una primera visita al centro veterinario que hayamos escogido, para que lo revisen y descarten, sobre todo, alguna anomalía o enfermedad de nacimiento (como hernias, problemas en las articulaciones o en la dentición, soplos cardiacos congénitos…). Además, el veterinario evaluará la presencia de parásitos, bien sea internos (los conocidos coloquialmente como “gusanos”) o externos (pulgas, garrapatas…).
En esa primera visita es recomendable llevar una muestra de las heces de nuestro animal para poder diagnosticar, en caso necesario, qué tipo de parásitos tiene exactamente y así poder tratarlo de forma específica. Además, se le hará su primera cartilla, anotando el tratamiento realizado.
Protocolo vacunal
Una vez el cachorro se haya adaptado al nuevo hogar y el dueño compruebe que come y defeca correctamente y que tiene un comportamiento normal, podremos comenzar con el protocolo vacunal. Dependiendo de la procedencia del cachorro, de la edad del mismo, del área geográfica y de otros muchos factores que evaluará el veterinario, empezaremos sobre el mes y medio o dos meses de edad. En nuestro hospital administramos 3 vacunas separadas por 3-4 semanas, que protegen frente a moquillo, parvovirus, hepatitis vírica, leptospirosis, laringotraqueitis infecciosa y traqueobronquitis canina.
Esta es la pauta general, pero abordamos cada caso de forma independiente, por lo que es posible que no se administren a todos los cachorros las mismas vacunas o en el mismo espacio de tiempo.
Implantación de microchip, pasaporte, RIVIA…
Finalizado este proceso, deberemos identificar al cachorro. Desde el año 1996 es obligatoria la implantación del microchip. En ese mismo momento se deberá expedir el pasaporte, que desde el año 2005 sustituye a la cartilla sanitaria y donde quedarán reflejadas todas sus vacunas. Además, el veterinario dará de alta al animal en el Registro Informático Valenciano de Identificación de Animales (RIVIA) para poder localizarlo en caso de extravío. En menos de un mes deberá llegar a casa del propietario una carta con una tarjeta de identificación del perro. Durante esa misma visita es recomendable administrar la vacuna frente a la rabia. En caso contrario, deberemos hacerlo entre los tres y cuatro meses de vida.
A partir de ese momento, deberemos llevar una desparasitación periódica de nuestra mascota, y vacunarlo, de forma obligatoria, una vez al año. Para más información acerca de la frecuencia de la desparasitación, de la revacunación anual o de la vacuna frente a la Leishmaniosis podéis leer otros de nuestros artículos relacionados o llamar a nuestro centro al 963786830.