La Terapia Asistida con Animales de Compañía (TAA) es un tipo de intervención programada que ha sido diseñada para mejorar la conducta y las competencias en el plano cognitivo, físico, social y/o emocional de las personas en una variada tipología de pacientes y en terapias individuales o en grupo: desde niños autistas hasta ancianos con alzhéimer, pasando por adolescentes con problemas sociales, trastornos psiquiátricos o de conducta, población penitenciaria, etc.
Normalmente, suelen utilizarse para este tipo de terapias perros y gatos, los animales de compañía más frecuentes. En cualquier caso, se trata siempre de mascotas escogidas con unas características determinadas y convenientemente adiestradas para realizar esta tarea.
Los últimos estudios publicados en torno a este tema demuestran que la presencia de mascotas suele ser asociada por los humanos con sensaciones de calma, relajación, disminución del ritmo cardiaco y de la presión sanguínea. Además, suelen estimular la interacción social. Así que no es extraño que se aproveche la compañía de nuestros mejores amigos para complementar otras terapias clínicas con este tipo de intervenciones.
¿En qué casos está indicada una Terapia Asistida con Animales para niños?
En el caso concreto de los más pequeños, pueden beneficiarse de estos programas, niños:
- Huérfanos o que presenten problemas familiares,
- Con algún tipo de discapacidad física o psíquica,
- Hospitalizados,
- Con necesidades educativas especiales,
- Con hiperactividad,
- Déficit de atención (TDH),
- Problemas de socialización,
- Autistas,
- Con autoestima baja…
Como precaución, quedarán fuera del programa todas aquellas personas que presenten alergia diagnosticada a los perros o gatos.
¿En qué consiste una Terapia Asistida con Animales para niños?
Las mascotas se convierten en canales de comunicación entre el terapeuta y el niño. En presencia de una mascota el ambiente se relaja y el niño acostumbra a estar más participativo.
La Terapia Asistida con Animales para niños parte de la base de la magia que se produce en el encuentro entre un niño y una mascota, una conexión especial y una comunicación que propicia la sonrisa y el juego.
Las sesiones se basan en el juego y la diversión, siempre regidos por unas normas y por un especialista. Acariciar al perro, cepillarle el pelo al gato, jugar con la mascota, o escribirle un cuento pueden ser actividades que se plantean para mejorar la vida de los niños. También pueden realizarse ejercicios para mejorar la motricidad o movilidad, como tirarle una pelota, pasearle, etc.
Como hemos indicado, se trata de un apoyo y de no una sustitución de otras terapias. El objetivo final es que los beneficios se trasladen a la vida cotidiana del niño.
Algunas actividades en estas terapias
- Actividades para mejorar la motricidad: acariciar, cepillar, poner y quitar la correa, jugar con una pelota, paseos, circuitos de psicomotricidad…
- Actividades para estimular atención y memoria: memorizar el nombre de la mascota, se pone el foco en ella, concentra la atención del niño, aprendizaje de las partes del cuerpo, inventar historias con el perro, aprende cómo cuidar a la mascota, sus costumbres y necesidades, etc.
- Actividades para estimular el lenguaje: se le indica al niño que hable y escriba sobre la mascota, se le enseña a darle ordenes gestuales y verbales…
- Actividades para mejorar las habilidades sociales: se basan en la interacción con el animal, el juego, hablar del animal a los demás, etc.
- Actividades para mejorar la autoestima: tener el control del perro, guiarlo, realizar actividades con alto porcentaje de éxito a las que sigan elogios o recompensas.
- Actividades para tomar responsabilidades: darle de comer a la mascota, encargarse de cuidarla y de atender sus necesidades básicas…
- Actividades para el control psicofisiológico: relajación junto a la mascota, tumbarse juntos y escuchar latidos y respiración del animal.
- Actividades para controlar la impulsividad: trabajar los tiempos de espera.
Beneficios de la Terapia Asistida con Animales para niños
Los beneficios de la Terapia Asistida con Animales para niños pueden ser muy variados: los más destacados son:
- Incremento de la atención y la concentración, ya que la mascota se convierte en sucentro de interés. Un niño con déficit de atención puede trabajar concentrado durante más tiempo junto a un perro, por ejemplo. El hecho de que el niño desconozca cómo va a reaccionar la mascota puede provocar una mejora de sus niveles de atención.
- Sube el estado de ánimo. Un perro o un gato suelen aportar alegría cuando nos relacionamos con ellos.
- Aumento de la actividad física. Paseos, juegos…
- Creación de vínculos: la presencia de un perro puede influir de forma positiva en la comunicación y la cohesión entre los miembros de un grupo.
- Mejora de las habilidades sociales: La relación que se establece entre el niño y la mascota contribuye a la mejora de sus relaciones sociales, además de la responsabilidad que supone cuando le hacemos que se encargue de ella. En el caso de niños autistas, que tienen dificultades para el contacto afectivo, el trabajo se focaliza mucho hacia las habilidades sociales. La interacción con la mascota ayuda al niño a conocer sus emociones y a poderlas expresar.
- Reduce la agresividad y el estrés.
- Mejora de la Un ambiente que cuente con la presencia de un perro de terapia resulta más cálido y tranquilizador para el niño, ya que el perro no lo va a juzgar ni a corregir como lo haría un adulto, sino que es un recurso que sirve para trabajar en su beneficio. Además, cuando el niño comprueba que puede responsabilizarse de una mascota, mejora su autoestima, máxime si es recompensado por ello.
- Disminución de la impulsividad, mejora de la autodisciplina y del respeto por las normas sociales: Un niño que debe esperar su turno dentro de un grupo para acariciar o peinar a la mascota o que tenga que seguir unas instrucciones para hacerlo, permite trabajar el seguimiento de normas, o las autoinstrucciones cuando trata de enseñar algo al perro.
- Mejora el trabajo en equipo.