La dermatitis alérgica por picadura de pulgas (DAPP) es una enfermedad que se caracteriza por una altísima frecuencia en la clínica veterinaria.  Se define como una hipersensibilidad del paciente frente a muchas sustancias químicas  que está presente en la saliva de las pulgas.

Existen numerosas especies de pulgas en el entorno, siendo las más frecuentes: Ctenocephalides canis (pulga del perro) y Ctenocephalides felis (pulga del gato).  En general, el 95% del ciclo vital de la pulga transcurre en el ambiente y solo el 5% en el animal. El ciclo vital de la misma suele variar de 12 a 140 días, siendo presente en la cuenca mediterránea, durante casi todo el año (puede permanecer con humedades mayores al 50% y temperatura entre 4-35ºC, incluso resistir temperaturas inferiores a -1ºC durante más de 5 días).  Una vez que encuentra la pulga, su hospedador empieza a alimentarse de su sangre, se reproduce entre 8-24 horas más tarde, y tras esto, la hembra inicia la puesta de huevos, pudiendo poner entre 40- 50 huevos por día. La reproducción puede continuar durante más de 100 días.  Tras esto, las pulgas que han puesto en marcha el ciclo reproductivo, en general, mueren dentro de las 24-48 horas.

dermatitis atópicaLa DAPP se puede presentar en animales de cualquier raza o edad, aunque normalmente la edad de comienzo más común se establece entre los 3 y 5 años y algunas razas como el Setter, Labrador, Bretón español, Fox Terrier, Pekinés y Chow Chow están predispuestas a padecer esta enfermedad. Un aspecto interesante es que los animales alérgicos que tienen atopia o alergia a inhalantes, es decir, que manifiestan una reacción alérgica a ciertos alérgenos ambientales (polvo, pólenes, ácaros…), tienen mayor predisposición a padecer una DAPP que los animales que no tienen ningún otro tipo de alergia.

La DAPP  se caracteriza por un enrojecimiento de la piel (dermatitis) donde el animal presenta un rascado intenso presentándose, por lo general, de forma estacional.  En numerosas ocasiones  se pueden formar lesiones secundarias al autotrauma que se producen al rascarse, morderse o lamerse, como son la alopecia, excoriaciones, costras e infecciones bacterianas y, en cuadros más crónicos, engrosamiento de la piel (liquenificación) y cambio coloración de la piel (hiperpigmentación).

Las localizaciones más frecuentes son:  la zona dorsolumbar, base de la cola y zona interna de los muslos  aunque puede observarse lesiones en conjuntiva  y alrededor de los ojos y orejas, ocasionando otitis. El diagnóstico de la DAPP se basa en la anamnesis (pregunta a los propietarios), en los hallazgos clínicos durante el examen físico (tipo y localización de las lesiones) y en la presencia de pulgas y/o deyecciones de pulgas, que nos indica que el animal ha estado expuesto al antígeno.

El tratamiento consiste básicamente en: frenar posibles infecciones de piel, quitar el picor y ante todo, eliminar las pulgas presentes en el animal o bien en el hábitat. Para ello, hay que establecer un protocolo de baños periódicos con un champú terapéutico, antibioterapia, administración de tratamiento (comrpimido, spray o spot on) para erradicar a las pulgas y sus larvas,  la administración de medicamentos para eliminar el picor y ocasionalmente tratamiento ótico y ocular. Todo ello bajo responsabilidad del veterinario.

No se cura en escasos días, y sobre todo hay que concienciarse de realizar correctamente el tratamiento, y de llevar a cabo las revisiones oportunas que establezca el veterinario.

Así pues, si tu mascota presenta algún signo o alguna lesión descrita anteriormente, consúltanos en el Hospital Veterinario Cruz Cubierta para curar a la mascota y ante todo, asesoramiento con el fin de que no vuelva a ocurrir, porque la mejor herramienta de la medicina es la prevención.