dilatación gástrica

En la imagen superior observamos la radiografía de una dilatación gástrica, un estómago dilatado. En estos días de aumento de la temperatura, del tiempo en la calle y de la actividad física, también aumenta el riesgo de que nuestra mascota sufra una dilatación de estómago (pudiéndose complicar con una torsión).

¿En qué consiste una dilatación gástrica?

Una dilatación gástrica se produce cuando nuestra mascota ingiere en poco tiempo una gran cantidad de alimento, agua o la unión de ambas cosas. En estos casos el estómago aumenta de tamaño ocupando la mayor parte de la cavidad abdominal, con la consecuente compresión del resto de órganos abdominales, vasos sanguíneos (importantes y de menor calibre).

A la cantidad de contenido ingerido hay que sumarle la producción de gases dentro del estómago que contribuyen a la dilatación. Esta patología puede complicarse aún más si a la dilatación se le suma que el estómago puede rotar sobre su eje principal, lo cual confiere aún más gravedad al problema poniendo en riesgo la vida de nuestro peludo amigo en cuestión de horas.

¿Por qué no se vacía por sí solo el estómago? La presión ejercida con el contenido y los gases impiden el vaciado normal del estómago, así como la posibilidad del vómito, haciendo imprescindible la sedación y el sondaje gástrico del paciente para rebajar de forma eficiente dicha presión. Además, si existe torsión, la única opción de descompresión es quirúrgica ya que raramente la situación del estómago permite el paso de la sonda al retorcerse el esófago.

¿Hay animales predispuestos a padecer este tipo de problemas?

Desde luego hay razas, al igual de sus cruces, que tienen una mayor probabilidad de sufrir una dilatación-torsión. Suelen ser los animales de razas grandes-gigantes, y tiene mayor incidencia en pacientes con tórax profundo, sobrepeso y edad media o avanzada.

Además, también influyen factores como:

  • la dieta (rica en grasas y aceites);
  • tomar gran cantidad de comida de golpe o en una sola toma de pienso al día;
  • la ansiedad frente al alimento;
  • la laxitud del ligamento hepatogástrico;
  • que los padres lo hayan padecido;
  • el ejercicio justo después de comer;
  • el estrés.

A pesar de estos factores no hay que olvidar que animales de talla pequeña pueden sufrir dilatación gaseosa al jadear de forma prolongada por estrés o dolor.

¿Es la dilatación gástrica una patología grave?

Sin duda lo es. Al dilatarse el estómago, este ocupa la mayor parte de la cavidad abdominal, presionando órganos tan importantes como el hígado, el bazo, los riñones y el páncreas, pudiendo ocasionar lesiones derivadas de esa presión y toxinas producidas por las mismas.

Además de los órganos también comprime vasos sanguíneos (desde los de gran tamaño a los capilares más pequeños) limitando el acceso a oxígeno y nutrientes de los tejidos, así como la eliminación de deshechos y ramas nerviosas, confiriendo una gran complejidad al problema y extrema gravedad. Si además de la dilatación gástrica se produce la torsión, normalmente esta viene acompañada por la torsión del bazo, siendo muchas veces necesaria su extirpación para solucionar el problema.

¿Cómo se soluciona el problema?

Lo principal es identificarlo cuanto antes: nuestra mascota puede estar deprimida, sin ganas de moverse o hacerlo como mareada, con el abdomen distendido (especialmente el lado izquierdo) y al tocarlo lo notaremos y oiremos como un tambor bien tenso. Todo esto suele ir acompañado de vómitos de forma profusa.

Al llegar a la clínica y tras una exploración rápida, debemos sedar al animal para poder intentar meter una sonda desde la boca al estómago para intentar vaciarlo, aunque en ocasiones esto es imposible, requiriendo que el estómago sea punzado con un trócar para ayudar a vaciarlo.

También es necesario hacer radiografías, bien para comprobar que se ha vaciado el estómago o evidenciar la existencia de torsión, lo que requerirá una cirugía de urgencia para intentar salvar la vida del paciente. Una vez solventado, el manejo médico y dietético es imprescindible.

¿Qué podemos hacer para intentar evitar que ocurra una dilatación gástrica?

Hay varias acciones que pueden ayudar a evitarlo:

  • no dar de comer justo antes del paseo o juego;
  • evitar grandes ingestas de comida de golpe;
  • evitar que beba una gran cantidad de agua tras el ejercicio;
  • repartir la comida en varias tomas.

Esperamos que encontréis útil este artículo y, como siempre, si tenéis preguntas, no dudéis en acudir a vuestro veterinario, estaremos encantados de atenderos.

En la imagen de abajo, vemos el mismo estómago de la primera imagen vaciado con sonda.

dilatacion gastrica