Que el perro es conocido como “el mejor amigo del hombre” es algo que todo el mundo sabe, pero existen casos en los que esta afirmación adquiere todavía un mayor significado: se trata de perros que pueden llegar a salvar la vida de sus propietarios o, al menos, hacerla más cómoda o más segura. Nos referimos a aquellas mascotas cuyos dueños padecen alguna enfermedad crónica, también conocidos como “perros de alerta médica”. Estos animales son entrenados por asociaciones especializadas, a partir de los dos meses de edad y se suelen entregar a sus familias definitivas a partir de los seis/ocho meses, cuando se encuentran preparados.
¿Qué pacientes se pueden beneficiar de la compañía de perros de alerta médica?
Principalmente existen dos tipos de pacientes que se pueden beneficiar de la compañía de los perros de alerta médica: las personas que padecen diabetes y las que padecen epilepsia. Ambas enfermedades son crónicas y no tienen una cura definitiva pero, con un tratamiento adecuado aquel que las padece puede llegar a llevar una vida prácticamente normal. Y es aquí donde juegan un papel muy importante estas especiales mascotas.
Los perros de alerta médica son capaces de detectar una crisis antes de que se produzca (ya sea por una bajada/subida de azúcar en un paciente diabético o bien un ataque epiléptico). De este modo, el enfermo puede reaccionar con suficiente antelación y evitar que la crisis tenga lugar. Además, estos animales también son capaces de pedir ayuda a otras personas, recordar al dueño que tiene que tomar su medicación o ayudarle a recuperarse o levantarse en caso de que la crisis no haya podido prevenirse.
¿Cómo saben los perros de alerta médica que va a tener lugar un ataque?
Pero… ¿cómo saben estos perros que va a tener lugar un ataque? Cuando se produce una bajada de azúcar en sangre, en el cuerpo se generan sustancias nitrogenadas, mientras que durante una subida se liberan cetonas: ambas son eliminadas por el aliento o el sudor, generando un olor característico que puede ser detectado por un hocico canino bien entrenado. Además, estos animales son capaces de percibir los cambios en el comportamiento de las personas previos a una subida/bajada de azúcar.
El caso de los pacientes epilépticos es similar: existen cambios en el olor de su saliva, sus movimientos o el sonido de su voz previos a un ataque que pueden ser percibidos por las mascotas.
Durante el entrenamiento, se enseña a estos perros a asociar dichos cambios con una señal que deben hacer al dueño, recompensándoles cuando lo reconocen y son capaces de realizar la señal correcta. De este modo, lo que para los perros es un juego de aprendizaje, para sus propietarios puede llegar a convertirse en un seguro de vida.
Una labor fundamental para mejorar la calidad de vida de las personas
Por esto, la labor de estos animales, pese a ser mucho menos conocida que la de los perros-guía, perros policía o de rescate, entre otros, es fundamental para mejorar la calidad de vida de las personas con estas dos enfermedades crónicas: diabetes y epilepsia.
En muchas ocasiones estos enfermos son diagnosticados desde muy jóvenes, lo que conlleva una complicación para sus hábitos de vida y los de su familia. La presencia de una mascota en casa les genera una sensación de bienestar, de compañía y de seguridad, creando un vínculo muy importante con ellos.
Además, la convivencia con un perro implica la obligación de salir a pasear, hacer ejercicio al aire libre, relacionarse, llevar unas rutinas u horarios establecidos… lo que tiene un impacto muy positivo en la evolución de su enfermedad y en la capacidad de adaptarse a la sociedad y llevar a cabo una vida lo más normal posible.