Los bigotes son elementos característicos de los gatos. Tienen una gran variedad de funciones, sobre todo relacionadas con lo sensorial. Se encuentran en las mejillas y en el labio superior, también sobre los ojos y en la barbilla, incluso en sus patas delanteras. Estos pelos son receptores de enorme sensibilidad, el doble de gruesos que el resto del cabello del cuerpo de nuestro felino, más espesos y con una base mucho más ancha y una profundidad mucho más profunda en su dermis.
¿Sabías que los bigotes de los gatos, y en general todos aquellos pelos rígidos de los mamíferos que actúan como receptores táctiles, también se llaman vibrisas en un lenguaje más especializado?
Se distribuyen de forma simétrica, sumando 24 en total.
¿Qué hace que el bigote del gato sea una potente herramienta sensorial?
El folículo piloso de estos bigotes acoge multitud de terminaciones nerviosas, mientras que la punta de estos es un propioceptor (receptor sensorial somático encargado de recopilar información y transmitir sensaciones profundas). Por ello son un órgano de gran sensibilidad a vibraciones y variaciones en su entorno más inmediato, por pequeñas que sean.
De esta forma, cuando el gato detecta algo con sus bigotes, cada uno de ellos responde inmediatamente transmitiendo la información a la región del cerebro correspondiente (“región de barriles”, que alberga un conjunto de neuronas corticales relacionadas con la columna cortical funcional) a través de impulsos eléctricos.
Las vibrisas son comparables a las yemas de los dedos, les ofrecen una información similar a la que nos aportan a los seres humanos.
¿Para qué utilizan los gatos sus bigotes?
- Los bigotes de los gatos funcionan como sensores de vibración, una especie de radares que usan como apoyo para medir distancias y detectar corrientes de aire.
- Tienen una función de apoyo en la visión cercana que les ayuda a moverse en línea recta.
- Captan la temperatura.
- Les ayudan a la orientación.
- Les permiten calcular la dimensión de los espacios, para saber si pueden caber o no. Por ejemplo, les indican si pueden atravesar o no espacios estrechos. Si estos no pueden abarcar el diámetro de las vibrisas, el gato no podrá entrar.
- Permiten posicionarse mejor en caso de caídas.
- Ayudan a la ya de por sí excelente visión nocturna que tienen estos animales, asimilando la información de las corrientes de aire para percibir dónde están las cosas y saber cómo moverse sin chocar con obstáculos.
- Funcionan como una perfecta protección para sus ojos.
- Son también un elemento de comunicación importante, que utilizan para mostrar su estado de ánimo: unos bigotes en abanico nos revelan su intranquilidad, mientras que si los dirige al frente muestra enfado, si está asustado los pegará a sus mejillas y si está contento y amistoso dejará sus vibrisas más bien enderezadas.
- En el caso de caza y captura de presas, estos pelos le ayudan a saber si la presa está muerta o no, por si acaso cabe todavía protegerse. Al rodear el cuerpo de la presa con estos elementos puede detectar la vibración que avisa de si el cuerpo sigue con vida o no.
¿Qué pasa si se cortan o lesionan los bigotes de los gatos?
A estas alturas, ya hemos entendido la enorme utilidad que tienen estos recursos sensoriales en la vida del gato. No se trata de un mero adorno en su anatomía, sino de un órgano de suma importancia.
En ningún caso se deben cortar las vibrisas, ya que resultará extremadamente doloroso para el gato y tendrá como principales efectos negativos los siguientes:
- Mayor desprotección ante los riesgos de su entorno.
- Mayor dificultad a la hora de desenvolverse y desorientación.
- Más riesgo de tropiezos con obstáculos.
- La zona ocular queda más desprotegida, ya que no cuentan con esa señal que les avisa para cerrar los ojos.
Lo recordamos una vez más antes de terminar porque es importante (y porque alguna vez hemos tenido algún caso en consulta que no queremos que se vuelva a repetir): nunca se deben cortar los bigotes de los gatos.
Estamos a tu disposición para resolver cualquier duda que surja con tu mascota.